Cómo Potenciar tu Rol en Seguros Corporativos

30 de julio de 2025Estrategia
Cómo Potenciar tu Rol en Seguros Corporativos

Nuestra Perspectiva de Integrar Riesgos en la Gestión de Seguros

Si eres responsable de la gestión de seguros en tu empresa, sabes que tu misión va mucho más allá de renovar pólizas cada año. Eres, en la práctica, el guardián de la protección corporativa.

Hoy, más que nunca, los riesgos evolucionan con una velocidad inédita, con cambios cuya frecuencia supera largamente la inercia de los contratos y pólizas: modificaciones regulatorias inesperadas, disrupciones tecnológicas, presiones reputacionales o fenómenos climáticos que se intensifican cada temporada. En este escenario, la pregunta se vuelve inevitable:

¿Tu programa de seguros refleja de verdad el perfil de riesgos actual de tu empresa?

Un programa de seguros moderno no puede ser estático. Debe funcionar como una estrategia dinámica que conecta las decisiones de transferencia con la evolución constante del perfil de riesgos. Eso implica definir con precisión qué se transfiere y qué se retiene internamente, pero también establecer mecanismos permanentes de monitoreo, capaces de anticipar brechas en nuestros seguros antes de que se conviertan en pérdidas reales. Porque la diferencia entre estar cubierto — o no, se juega en esa capacidad de anticiparse.

El desafío de conectar tus coberturas a los riesgos

Un programa de seguros alcanza todo su potencial cuando está realmente anclado en los riesgos actuales del negocio. En ese momento, el portafolio deja de ser un conjunto de pólizas aisladas y se transforma en un sistema de protección diseñado a la medida de tu exposición real.

Cuando la visión de los riesgos se mantiene actualizada, logras anticipar brechas de cobertura antes de que aparezcan, asignar los recursos de manera eficiente y dirigir las primas hacia las amenazas prioritarias. En lugar de pagar por coberturas duplicadas o poco relevantes, fortaleces aquellas que resguardan el corazón de tu operación.

Así, cada póliza adquiere sentido: sabes qué riesgos protege, qué límites y sublímites aplican y qué exclusiones debes gestionar. El verdadero valor no está en esperar que nuestras pólizas “respondan” cuando ocurre un evento, sino en construir la certeza de que, llegado el momento, la empresa estará cubierta donde más lo necesita.


Todos del Mismo Lado

Lograr la integración de riesgos y seguros exige construir puentes de información y colaboración entre áreas. No basta con que existan roles definidos: el gestor de seguros, el responsable de procesos, el área de seguridad, si cada uno actúa de manera aislada, pues la información se fragmenta y la empresa pierde la visión del conjunto.

La fuerza aparece cuando todos reconocen que están en el mismo equipo. La misión es común: garantizar la protección y la continuidad de la empresa. Por eso, más que marcar fronteras, asignar responsabilidades significa alinear posiciones. Solo así la empresa deja de ser un conjunto de piezas aisladas para transformarse en un equipo que juega unido, con una estrategia clara y un objetivo compartido.


¿Quién es el dueño de los riesgos?

Una gestión de riesgos moderna debe ser centralizada en su estrategia, pero delegada en su ejecución. Un modelo exitoso no asume que la colaboración es natural; la construye de forma deliberada y sobre roles claros. Dentro de ese marco centralizado, se recomienda un modelo de responsabilidad compartida:

  • La Responsabilidad Centralizada: La Gerencia define el campo de juego, establece el apetito al riesgo, aprueba las políticas y es la responsable final ante el Directorio.

  • La Gestión Operativa Delegada: En cada área interna de la empresa hay un gestor del riesgo (Risk Owner). Es el agente responsable de la gestión de ese riesgo en su origen: administrar controles, monitorear su estado e informar proactivamente.

  • Soporte Experto: El área de prevención provee datos objetivos y cuantificables sobre la realidad operativa y los riesgos de la empresa. Esta información es esencial para transformar la gestión de riesgos en argumentos financieros sólidos durante la negociación con el mercado asegurador.

El área de seguros necesita que esta información fluya de forma ordenada y constante para diseñar y actualizar la transferencia de riesgos a seguros, de forma efectiva. Cuando existe esta claridad, el área de seguros se transforma en un asesor estratégico para el negocio.


Protocolos de Comunicación como Puentes entre Áreas

Tener dueños del riesgo solo sirve si la información fluye, y para facilitar aquello los protocolos funcionan como un verdadero “puente”, que asegura que la comunicación sea constante, clara y llegue a tiempo.

Un sistema de comunicación sólido se apoya en tres pilares básicos:

  • Reuniones Periódicas: Permiten revisar la evolución de los riesgos existentes, validar que los controles sigan siendo efectivos e identificar nuevas amenazas antes de que crezcan en silencio.

  • Formatos Estandarizados: Crea un lenguaje común en formato simple, que defina cómo reportar un nuevo riesgo o un cambio en su valoración. Esto permite que todos en la empresa hablen el mismo idioma, acelerando tu capacidad de análisis.

  • Escalación Inmediata: Define una vía directa para notificar aquellos riesgos críticos o cambios urgentes que no pueden esperar, y que podrían afectar la cobertura vigente.

Un protocolo de comunicación te permite anticipar: identificar una nueva exposición antes de que se materialice en una pérdida. Te permite actuar: ajustar una cobertura, notificar al corredor o preparar a la empresa para un riesgo que antes era invisible.

Con estos pilares, la empresa puede anticipar exposiciones, actuar con rapidez y ajustar sus coberturas con precisión. Así, la información deja de ser estática y se transforma en inteligencia activa en la toma de decisiones.


De la Filosofía a la Acción

Los protocolos de comunicación son el punto de partida, pero el verdadero valor aparece cuando esa información se convierte en una herramienta operativa que conecta riesgos con decisiones aseguradoras concretas: El Procedimiento Operativo de Transferencia de Riesgos en el Área de Seguros es el corazón de este sistema, pues permite vincular cada riesgo identificado con decisiones específicas de transferencia a pólizas.

Este procedimiento descansa en tres elementos clave:

  • La Ficha de Riesgo: Cada riesgo debe estar documentado en una ficha única, con un código identificador (ID) que permita su trazabilidad. Esta ficha contiene su descripción, nivel de criticidad, controles existentes y gestor responsable.

  • El Plan de Acción: Este plan detalla las acciones internas a ejecutar en caso de incidente, incluyendo capacitaciones sobre el inicio del reclamo al seguro y las medidas de continuidad operativa que minimicen su impacto, sin afectar la cobertura de la póliza.

  • El Protocolo de Activación: Para cada ID de riesgo debe existir un protocolo que defina qué pólizas activar, a quién se notifica y qué información se debe recopilar, como respuesta ágil y estandarizada.

Cada siniestro se convierte en un insumo estratégico sobre cómo evoluciona el programa de seguros de la empresa. Esta evidencia permite tomar decisiones más informadas: ajustar límites, revisar exclusiones, priorizar coberturas críticas o redefinir deducibles.

Así, pasamos de registrar siniestros a convertir esa información en argumentos técnicos que fortalecen la posición del área de seguros en la negociación con el mercado asegurador.


Renovaciones: Oportunidad clave para demostrar valor.

La diferencia entre una renovación reactiva y una estratégica está en la claridad con que dominas el perfil de riesgos actual de la empresa, su comportamiento histórico de siniestralidad, y el entendimiento profundo de las condiciones de cobertura en cada póliza. Ese conocimiento transforma la negociación en una oportunidad para demostrar rigor técnico.

El proceso se resume en tres pasos clave:

1.            Prepara tu Estrategia: Construye un portafolio sólido basado en fichas de riesgo y siniestros. Con datos en mano, negocias con precisión, proyectas credibilidad y tomas decisiones informadas sobre límites, deducibles y exclusiones:

  • Te focalizas en lo importante: Inviertes tiempo y presupuesto en proteger los riesgos que realmente importan, según su prioridad para el negocio —ya sean amenazas críticas, exposiciones frecuentes o inherentes a tu industria.

  • Negocia con precisión: En lugar de pedir de forma genérica "mejores condiciones", solicitas ajustes específicos a cláusulas que afectan tus riesgos reales.

  • Proyecta credibilidad: Presentar un análisis de riesgo detallado te posiciona como un cliente muy informado en tus exposiciones y en el historial de siniestralidad.

  • Toma decisiones informadas: Con una lectura clara de tus datos de riesgo y siniestros, eliges deducibles y límites que equilibran protección y eficiencia financiera, y entiendes el impacto real de cada exclusión.

2. Compara Valor, no solo Precio: Define junto a la gerencia el apetito al riesgo de la empresa. La respuesta a la pregunta: “¿Qué nivel de pérdidas podemos absorber internamente?” permite decidir de forma estratégica los deducibles que retendrás y los límites que necesitas transferir. Al mismo tiempo, implica evaluar si los riesgos ya mitigados con medidas de prevención requieren refuerzo, o si conviene transferirlos al seguro y asumir su costo en primas.

·         El texto de la póliza: ¿Sus condiciones cubren tus escenarios reales de riesgo?

·         Las Exclusiones: ¿Qué es lo que la póliza deja fuera de cobertura?

·         Estructura de deducibles: ¿Se alinean con el apetito de riesgo de la empresa?

·         Sublímites: ¿Son suficientes frente al tamaño de los riesgos y activos involucrados?

·         La elección de ajustadores: ¿Cuál es la reputación de liquidadores mencionados en la póliza, en la gestión de siniestros específicos de tu industria?

3. Documenta tu Decisión: Toda elección final debe quedar registrada con una justificación técnica. Esto no solo demuestra un proceso riguroso, sino que valida la calidad y profesionalismo de tu gestión.

En cada renovación tienes la oportunidad de marcar la diferencia: ser un líder estratégico que guía a la empresa en su relación con el mercado asegurador.


Siniestros: La prueba de fuego de toda tu estrategia.

Todo programa de seguros se mide en el mismo terreno: El siniestro. Es ahí donde cada procedimiento deja de ser teoría y se convierte en práctica. La forma en cómo se gestionan tus siniestros demuestra la calidad de tu trabajo, y revela las fortalezas y debilidades de tu programa de seguros. Para el Área de Seguros Corporativa, la gestión de siniestros se debe analizar desde dos perspectivas distintas:

1.            Ejecución

En el momento en que ocurre un siniestro, la velocidad y la precisión son cruciales. El objetivo es asegurar que un error administrativo no ponga en riesgo tu cobertura, y la clave es la preparación:

  • Mapa Riesgo-Póliza: Tener absoluta claridad sobre qué póliza cubre cada tipo de evento, conociendo con antelación qué ID de riesgo y plan de acción activar, agiliza radicalmente la respuesta interna

  • Protocolo de Acción: Contar con un procedimiento claro sobre a quién notificar, en qué plazos y qué documentación adjuntar y preparar, evita errores procedimentales que pueden ser muy costosos.

  • Conoce las Condiciones: Conocer las obligaciones, límites y exclusiones de la póliza de antemano te permite gestionar las expectativas de la empresa y enfocar el reclamo de manera correcta, desde el primer día.

  • Domina tus Derechos: El proceso de liquidación es un diálogo, no un monólogo. Ser proactivo es solicitar informes de avance, impugnar con argumentos sólidos las decisiones del liquidador y exigir una explicación clara de cada ajuste realizado.

2.            Aprendizaje

Una vez gestionado el siniestro, comienza el trabajo de mayor valor estratégico, cuando cada evento relevante debe ser analizado como una lección invaluable que debería gatillar una revisión interna.

Las preguntas más importantes son:

·         ¿Las condiciones de la póliza respondieron como esperábamos?

·         ¿El sublímite de cobertura fue suficiente para la pérdida real?

·         ¿La exclusión que nos aplicaron era previsible y estaba bien entendida?

Este círculo de aprendizaje es crucial para refinar las coberturas en la próxima renovación, ajustar la ficha del riesgo correspondiente y fortalecer los controles internos.

Así, la gestión de siniestros deja de ser un centro de costos reactivo para convertirse en un motor de inteligencia que protege y fortalece a la empresa desde adentro. Es la fuente de datos más realista para validar y mejorar continuamente tu estrategia de seguros.


El Seguro como un Organismo Vivo

Un programa de seguros no es una foto fija de la renovación anual, sino un organismo vivo que debe adaptarse a la dinámica del negocio.

La evaluación continua descansa en tres ejes estratégicos:

1.            Radares Siempre Encendidos

Una gestión proactiva exige detectar riesgos emergentes a tiempo. Para lograrlo, los radares deben estar siempre encendidos y los protocolos de comunicación activos en todas las áreas, sobre todo cuando se enfrentan situaciones que pueden originar nuevas exposiciones, como en:

·              Nuevos proyectos o líneas de negocio.

·              Expansiones geográficas o adquisiciones.

·              Nuevas tecnologías o cambios regulatorios.

Tu rol es ser el primero en preguntar: “¿Cómo afecta este cambio en nuestra exposición al riesgo y a nuestras coberturas actuales?”.

2. La Cirugía Menor

En algunos casos críticos, cuando identificas un nuevo riesgo que no puede esperar a la próxima renovación, la herramienta clave aquí es el endoso de póliza. Un endoso es una "cirugía menor" que te permite ajustar los límites, incluir nuevas coberturas o modificar condiciones de forma ágil. Esto es infinitamente más eficiente que dejar a la empresa expuesta durante meses, esperando la "cirugía mayor" de la renovación anual.

3. Optimizar con el Costo de Riesgo por Ramos

Para optimizar la relación cobertura-precio, ya no basta con mirar el costo total de la prima que pagas por tu portafolio de seguros. Es necesario analizarlo por ramo, entendiendo que cada ramo representa una realidad de exposición distinta — ya sea en Responsabilidad Civil, Property, Energía, Transporte, o cualquier otro.

Este enfoque implica calcular el Costo de los Riesgos por Ramo, incluyendo no solo la prima, sino también los deducibles pagados, las pérdidas no aseguradas y los costos administrativos asociados a cada tipo de cobertura.

Al gestionar activamente esta métrica, puedes tomar decisiones más informadas: por ejemplo, aumentar el deducible en un ramo de siniestralidad baja para reducir la prima, o fortalecer coberturas en aquellos ramos donde la exposición es más volátil o compleja de controlar.


Reflexión

Los seguros no se compran, se diseñan con información precisa y decisiones conscientes.
A mayor claridad sobre tus riesgos, mayor será tu capacidad de proteger lo que realmente importa.
Esa es la diferencia entre tener pólizas y tener un programa de seguros. Cada acción que tomes en esta dirección no solo te llevará a tener un programa de seguros más robusto y eficiente, te permitirá, casi sin darte cuenta, elevar la gestión de seguros y transformar la protección en confianza.

La estrategia no es un destino al que se elige ir, sino el lugar al que se llega cuando se domina el camino.

 

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